Eso que no parece encontrar su lugar. El cine de Teo Hernández
Andrea Ancira / Tumbalacasa Ediciones
Andrea Ancira / Tumbalacasa Ediciones
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Intimidad diaspórica, travestismo, autodocumentación, alquimia, identidad evanescente, cine táctil, flâneur ilegal: son algunas de las nociones críticas que atraviesan la lectura curatorial, pero sobre todo íntima a la vez que política, que Andrea Ancira realiza en estas páginas del archivo del cineasta experimental mexicano-francés Teo Hernández (Ciudad Hidalgo, 1939 - París, 1992). La producción de Hernández se vincula con prácticas cinematográficas radicales, por ejemplo el Cine Corporal, que ponía al centro el propio cuerpo no heteronormado como lugar de conflictos identitarios y de género de cara a la norma tanto social como de la crítica de cine hegemónica. En suma, escribe Ancira, el cineasta “cuestiona la sensibilidad dominante para restituir el cuerpo como principio activo (deseo), al desatar zonas de experiencia y consumo que instauran utopías sin disciplinas diferenciadas ni jerarquías… Desde su estética, no hay solo obras de un autor, sino actos colectivos que afirman y practican lo meramente probable mediante el trastocamiento de los sentidos. Se trata de suscitar un pulsar inverso, una realidad anticipada en la que el cuerpo que creíamos nuestro, es otro, y viceversa”.